8 de febrero de 2017


Complejidad y Organización educativa 

Parte III

Reforma del  pensamiento / Reforma  del currículo / Complejizar la organización educativa
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La letra, expresión de lo pensado o de lo representado?


Ideas antes que letras……
Simón Rodríguez[1]

 En este ensayo nos interrogamos acerca de lo que Heidegger  plantea  en su artículo titulado “Qué quiere decir Pensar”. Si lo que es de consideración en lo que pensamos es ya, desde sí mismo,  lo-que-hay-que-considerar. ¿Cuál es el elemento, al decir de Heidegger, en lo que el pensar propiamente piensa? En la Figura 1 sintetizamos, lo que es el pensar para Heidegger dentro del pensamiento occidental y que por lo demás, inunda y condiciona todo nuestro sistema educativo. Este pensar se recoge en  lo que oímos, escribimos, aprendemos  y representamos en nuestro paso por los centros educativos.
      No tratamos sobre el ser en el ente,  en el objeto sino en la re- presentación del objeto en el adjetivo, en un atributo. Acto típico del pensamiento moderno y por lo demás reductivo a lo que es lo aparente. La manzana es roja. El átomo es la unidad fundamental de la materia. El cielo es azul.
Nuestro pensar aún no se mueve propiamente en su elemento propio, y ello  porque lo que está por-pensar se nos retira como expresa Heidegger.  El ser parece no estar presente sino de cuerpo presente. Así, tiempo y presencia no se cruzan en un estar al acecho que llevaría a lo que hay que considerar como pensar.

                
                           Figura 1. Qué es el pensar.   Elaboración propia a partir de los rasgos fundamentales                                              señalados  por Heidegger (1994).

      Cuando nuestro pensar se dirige a la representación de una  representación del objeto: Es azul. …, es el átomo…, dejamos de pensar en  el ser, en su esencia y nos volcamos al objeto que lo representa. Preguntas como: ¿Qué es la materia y Qué es el cielo?, se soslayan. Las retiramos del pensar.

        En un ejemplo del juego de representaciones -muy de actualidad en nuestro país- y que ilustra el pensar y lo que consideramos que hay que pensar, lo encontramos en  el enunciado sobre el nuevo cono monetario tan anunciado y vivido en estos 2 últimos meses: “El nuevo cono monetario es…. Billetes de nueva denominación”. Todo el pensar se dirige a considerar  si tengo o cuando tendré la nueva denominación, si se prorrogó o no  la extensión del billete de cien. Claro, luego de un período de estrés ocasionado por la percepción de pérdida y recuperación de valor, representado en el billete de mayor denominación del fenecido cono monetario.  Las entrevistas trasmitidas  en televisión en el tercer mes de introducción de una nueva percepción de valor, reflejan el alivio que significa la llegada de los nuevos billetes. El pensar se trasladó ¿intencionalmente, por mediocridad del responsable del cambio?, o quizás, porque acostumbramos a nuestro pensar, en que hay que pensar sólo en  la re-presentación, en este caso el  atributo de valor. Vale decir, Si  tengo o no, el billete.  No se hace ninguna consideración sobre el significado de un nuevo cono monetario en términos del poder adquisitivo, de la hiperinflación o de las implicaciones del sistema económico que tenemos en Venezuela. 

     La re-presentación de la representación en la unicidad del atributo, en aquello que aparentemente  lo denota es quizás el  mayor logro de reducción del pensamiento ante las inmensas posibilidades de expresión del ser.  La idea del ser se reduce en aquello que creemos que percibimos de la realidad en un contexto y bajo condiciones  específicas.

    Simón Rodríguez, “El pensador de américa” en sus textos quería romper con la limitación de la construcción del lenguaje y, le daba a la letra, características de una partitura musical, cambiaba el tipo de letra, tamaño, su entonación y posición  y así la palabra no era simple conjugación de letras. Era vivida, pensada. “Ideas antes que letras”. Por ello en el escribir resurgía el pensar, era llevar a rememorar. Convertir la palabra, lo escrito, lo leído, en un acontecimiento. Un acto de rememoración, de reencuentro y, más allá de la interpretación, el metálogo con el autor En sus palabras dichas en Sociedades Americanas se plasma la originalidad del pensar del pensador de América,: «Leer es resucitar ideas sepultadas en el papel; cada palabra es un epitafio: llamarlas a la vida es una especie de milagro>>.

      Con el tiempo. las ideas de Rodríguez  se convirtieron en letras. Letras de una única tipología, se perdió la partitura, se perdió lo vivido, lo pensado. Se mantuvo el símbolo, la representación de su nombre como epitafio de una tumba sobre el pensar y la originalidad del hombre americano.



[1] Rodríguez, Simón. (1990). Sociedades Americanas. Obras completas. Caracas: Biblioteca Ayacucho

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